Zaragocistas ilustres: Manolo "El Negro" Olivares

07.12.2017

Manuel Olivares Lapeña nació en Son Servera (Palma de Mallorca) el 2 de abril de 1909. Forma parte de la historia del Real Zaragoza por ser uno de los integrantes del famoso equipo de "Los Alifantes" que consiguió el ascenso a Primera División en la temporada 1935/36. El "Negro" Olivares contribuyó a ese ascenso con 29 goles en los 32 partidos oficiales que disputó con la blanquilla en aquella temporada. Luego llegó la Guerra Civil y se paralizaron todas las competiciones en España, pero Olivares retornó al club aragonés tras la contienda y jugó otras dos temporadas en Torrero.

También ejerció como entrenador zaragocista en dos etapas distintas. En la primera de ellas, entre marzo y mayo de 1936, y siendo todavía jugador, tuvo que tomar las riendas del banquillo tras la espantada del anterior entrenador, José Planas, que arrastraba serias diferencias personales con buena parte de la plantilla y dejó solos a los jugadores justo antes de comenzar la fase de ascenso. Planas había tenido sus dimes y diretes con directivos y jugadores. Discutió y exigió. Y al terminar el torneo que clasificaba para la fase final de ascenso a Primera, el Zaragoza se quedó sin entrenador. Planas desapareció sin decir oste ni moste. Y entonces el Zaragoza tuvo un acierto: no buscar otro entrenador. Porque en la vida del Zaragoza se ha demostrado que los cambios de entrenador no sirven más que para salir de Guatemala y entrar en Guatetepeor. Según indica Heraldo de Aragón en su edición de 27 de febrero de 1936: "Planas ya no es entrenador del Zaragoza. De acuerdo con el club, ha rescindido su contrato y se dispone a abandonar nuestra ciudad, adonde llegó a principios de temporada. Los directivos locales han dispuesto que la preparación del equipo la asuma Olivares, designación esta que será perfectamente recibida en todos los sectores del deporte local".

La figura del jugador-entrenador estaba muy extendida en aquella época oscura de nuestro fútbol. Su segunda etapa como entrenador fue en la temporada 1946-47, con el Real Zaragoza en Segunda División. Su despedida no pudo ser más triste ya que no pudo evitar el desastre y el club blanquillo descendió esa temporada a Tercera División.

TRAYECTORIA DEPORTIVA DE MANOLO OLIVARES

Manolo Olivares comenzó jugando en categoría regional en el Avión F.C. de San Sebastián. La temporada 1928-1929, en Segunda División, fue rechazado por la Real Sociedad y entonces ficha por el Deportivo Alavés. Antes de empezar la liga, se juega el campeonato de Vizcaya, proclamándose campeón de la Serie A. Ya empezó con su instinto goleador y en un partido marcó 5 goles al Arenas de Guecho. Comienza la Liga y debuta en el primer partido, el día 17 de Febrero de 1929, en Mendizorroza contra el R.C.D. de la Coruña, ganando los vitorianos por (3-0), siendo Olivares el autor del primer gol albiazul en la Liga de Segunda División. Juega 12 partidos y consigue 10 goles. Se clasifica en tercer lugar por detrás del Sevilla y del Iberia de Zaragoza, que terminan con 22 puntos -uno más que los vitorianos-, pero sin embargo no hubo ascensos esa temporada de categoría. El equipo alavesista fue el equipo menos goleado del grupo.

En la temporada 1929-1930, también en Segunda, el Deportivo Alavés fue el primer equipo en la historia del fútbol español que ascendió a Primera División. Bajo la dirección como entrenador de Pepe Baonza, poseía la mejor defensa de aquella época, con Ciriaco y Quincoces, una línea media con el olímpico Antero y la delantera más realizadora en la que se alineaban Lecue y Olivares, . Marcó 25 goles en 18 partidos y 5 más en la Copa del Rey Alfonso XIII, llegando hasta los cuartos de final contra el Barcelona. Debuta como Internacional en la Selección Española el 14 de Junio de 1930 en Praga, ante Checoslovaquia, perdiendo por (2-0) y Olivares llegó a jugar con una rodilla hinchada, juega ese partido junto a Ciriaco y Quincoces. Después sería seleccionado para jugar contra Inglaterra, pero un día antes de viajar se fracturó el brazo y quedó al margen. Se convierte en el primer futbolista nacido en Mallorca en jugar con la Selección Nacional. Fue el quinto jugador que perteneciendo al Deportivo Alavés fue internacional con la selección absoluta. Antes que él lo fueron Roberto Echevarría (con el Alavés en 2ª), Ciriaco Errasti, Jacinto Quincoces y Antero González de Audicana.

La temporada 1930-1931, ya en Primera División, debutó en la máxima categoría en la primera jornada de liga, el día 7 de Diciembre de 1930, en el campo de Atocha de San Sebastián contra la Real Sociedad, en un partido que terminó con empate (2-2), siendo Olivares autor de los goles y por tanto el primer albiazul que marca un gol en Primera División. En los tres primeros partidos de liga llegó a marcar 8 goles, estuvo al frente de la clasificación de máximos goleadores de la liga durante algún tiempo, aunque al final no consiguió ser Pichichi. El equipo realiza una muy buena primera vuelta, pero tuvieron que ceder ante los grandes en la segunda parte del campeonato. Al final de temporada se clasifica en octavo lugar entre diez equipos. Juega 14 partidos de liga marcando 12 goles y 2 partidos de Copa donde anota 3 goles más. Como anécdota se puede apuntar que por aquella época cobraba 450 pesetas y el pago de la pensión. Como el "Glorioso" había realizado una magnífica campaña, varios equipos durante el mes de Julio pusieron sus ojos en los jugadores albiazules y empezó a desmantelarse, con lo que el descontento entre los aficionados fue mayúsculo y se dolían de las decisiones tomadas por la directiva.

En la temporada 1931-1932 el equipo blanco del Madrid C.F. realiza una fuerte inversión incorporando a los 'tres mosqueteros' jugadores del Deportivo Alavés por 60.000 pesetas, repartidas a 25.000 por cada uno de los dos internacionales Ciriaco y Quincoces y 10.000 por el delantero Olivares, que era el más joven y el menos famoso. El Alavés saneaba su maltrecha economía, pero que debilitaron considerablemente la alineación albiazul. El club babazorro en aquella época cedió el 10% del traspaso a estos jugadores por su buen comportamiento durante su estancia en el equipo.

En esta primera temporada ya empieza a demostrar su instinto goleador, juega en 13 partidos y marca 11 goles, dos menos que el Pichichi, el jugador Bata del Athlétic de Bilbao. Los madrileños se proclaman Campeones de Liga invictos. Logra su primer gol con la camiseta blanca el día 10 de Enero de 1932, en el partido jugado en el Campo de Chamartín, contra el Español y que termina con el resultado de (3-0) y además suponía su debut con el Madrid. Al lado de hombres como Zamora, Lazcano, Hilario, Luis Regueiro..., Olivares aporta su rapidez, su facilidad para el dribling y sobre todo, su remate.

En la temporada 1932-33 el Madrid se proclama Campeón de Liga, Subcampeón de Copa al perder con el Athlétic de Bilbao (2-1) y Olivares consigue ser el primer máximo goleador de la Liga en la historia del Real Madrid, con 16 goles en 14 partidos, consiguiendo el Trofeo Pichichi.

Todos los libros publicados hasta ahora sobre la historia de la Liga y la propia historia del Real Madrid coinciden en que Olivares fue el máximo goleador esta temporada, con 16 tantos, sin embargo los datos de la historia del Athlétic, sumando los goles de Bata, partido a partido, el delantero bilbaíno habría sumado más tantos que el madrileño, pero se da como oficioso que consiguió 15, uno menos que el delantero del Real Madrid. Para Olivares, la mejor jugada era recoger un pase largo, ganar por velocidad a los adversarios y disparar a puerta rápido y entre los tres palos.

En la temporada 1933-34 consiguen ser Campeones de Copa, al vencer al Valencia por (2-1). En la liga logran el Subcampeonato al quedar a 2 puntos del Athlétic de Bilbao. Juega algo menos pero en los 12 partidos anota 7 goles. Su último gol lo marca el día 11 de Febrero en el partido jugado en Madrid contra el Athlétic de Bilbao, ganando los blancos por (3-0) anotando Olivares el último gol. Su último partido con el Real Madrid lo jugó en Sevilla, el día 18 de Febrero de 1934, contra el Betis, perdiendo los madridistas por 2-1 y dicen casi adiós a sus aspiraciones de quedar campeones de liga.

En la temporada 1934-35, con 25 años, vuelve a tierras guipuzcoanas y ficha por el Donostia C.F (actual Real Sociedad) que se encuentra en 1ª División, juega 17 partidos y marca 6 goles. Debuta el día 9 de Diciembre de 1934, en San Sebastián, en un partido, contra su ex -equipo el R. Madrid, perdiendo por (1-2). Su primer gol con la camiseta blanquiazul lo marca el día 6 de Enero de 1935, en Atocha, contra el Valencia, ganando a los ches por (3-1). Los txuri-urdines, no hacen una buena campaña y se clasifican penúltimos, descendiendo a la 2ª División.

Es en temporada 1935-36 cuando cambia de nuevo de aires y ficha por el Zaragoza F.C. (actual Real Zaragoza), donde, como ya he dicho, hace las veces de jugador y entrenador (en el último tramo de la temporada). Como jugador debuta en partido oficial con el Zaragoza en la tercera jornada del Torneo Mancomunado frente al Valladolid el 15 de septiembre de 1935, con victoria aragonesa por 2-1, aunque no consiguió marcar.

Sus primeros goles como zaragocista llegaron en la sexta jornada del Torneo Mancomunado. Se jugaba en Torrero, frente al Racing de Santander, el 6 de octubre de 1935. Se impuso el equipo blanquillo por 3-0 y los tres goles fueron anotados por Manolo Olivares.

En el campeonato de Liga de Segunda División, Olivares se estrena en el primer partido de la temporada celebrado en Zaragoza, el día 10 de Noviembre de 1935 contra el Stadium Avilesino, ganado los maños por un contundente (6-0) y además Olivares consigue anotar tres goles. En total al final de la liga regular anota 11 goles, que ayudan al equipo a clasificarse para la liguilla de ascenso a Primera. Antes de disputarse el primer partido de esta Liguilla, se produce la ya comentada espantada del entrenador José Planas y es cuando Olivares, toma las riendas del equipo como entrenador-jugador. Debuta pues, como entrenador, el día 1 de Marzo de 1936, en el primer partido de la fase de ascenso, jugado en La Condomina frente al Murcia (1-1), siendo el propio Olivares el autor del gol zaragocista.  El "Negro" consigue marcar en la liguilla 7 goles y el Zaragoza termina clasificado en 2ª posición, tras del Celta de Vigo, y asciende a Primera División. En la Copa, llega hasta cuartos, perdiendo contra el Hércules C.F., en esta competición también saborea la miel de los goles y marca dos al Murcia.

En julio de 1936 estalla la Guerra Civil española (1936-1939) y a muchos jugadores, como a Olivares les pilla de vacaciones en el Norte. Sus equipos son de la zona republicana y Vitoria es zona nacional. Se confecciona una plantilla cuajada de figuras y se forma el equipo más poderoso que ha tenido el Deportivo Alavés en su historia, aunque muchos jugadores casi todos internacionales eran propiedad de otros clubes, a saber, Inchausti, Amestoy y Olivares (Zaragoza), Elices y Gárate (Athlétic de Bilbao), Mardones y Quincoces (Real Madrid), Fede y Epelde (Sevilla), Elicegui y Urquiri (Atlético de Madrid). Se produce un paréntesis en las competiciones oficiales y esta temporada solo se juegan partidos amistosos locales con carácter benéfico, cuyas recaudaciones se dedicaban a Hospitales, al Frente, Mutilados, etc., porque debido a la Guerra Civil no eran posibles los desplazamientos.

Como la contienda bélica no permite las competiciones fuera de la región, poco a poco se va ampliando su zona según van tomando localidades los llamados nacionales. Debido a esta circunstancia, el Deportivo Alavés iba a intervenir tanto en la Copa de Guipúzcoa como en la Copa Brigadas de Navarra, proclamándose campeones en ambas competiciones. El capitán de los albiazules era Pepe Mardones y el entrenador Amadeo García de Salazar Luco. La final de las Brigadas de Navarra se jugó el día 26 de Junio de 1938 en el desaparecido campo de San Juan (Pamplona), entre el Baracaldo Oriamendi (por retirada del Osasuna que no contaba con medios económicos) y el Deportivo Alavés, terminando el partido con la victoria albiazul por (2-1), marcando los dos goles Manolo Olivares. La Copa conquistada pasó a las vitrinas del Ayuntamiento como depósito de tan preciado trofeo.

En la temporada 1938-1939, después de la Guerra Civil, se normaliza la situación en España y los jugadores retornaron a sus equipos de origen, con lo que el Deportivo Alavés volvió a ser un club modesto y tuvo que conformarse con lo que tenía en casa y agrupar a jugadores vitorianos, debilitándose mucho la plantilla alavesista. Manolo Olivares vuelve a Zaragoza y disputa 4 partidos con el Zaragoza F.C. en el Campeonato Regional de Aragón en los que marca 7 goles (5 al Huesca y 2 al División 105).  El Zaragoza F.C. queda subcampeón tras perder en la final a doble partido con el Aviación Nacional de Zaragoza. En los meses de mayo y junio de 1938 se disputa la I Copa del Generalísimo, y algunos medios apuntan a Manolo Olivares como entrenador, aunque este extremo no lo tengo totalmente confirmado.  El caso es que Olivares no juega ninguno de los 4 partidos, dos de Octavos de final frente al Osasuna y otros dos en Cuartos de Final frente al Baracaldo-Oriamendi, equipo que éste último que apeó al Zaragoza de la Copa. 

En temporada 1939-40, de nuevo comienzan las competiciones oficiales y juega en Primera División con el Zaragoza F.C., por el ascenso conseguido antes de la guerra. Tan solo juega 5 partidos y debuta como jugador de Primera con los maños el día 4 de Febrero de 1940 en el partido contra el Racing de Santander, en Zaragoza, ganando los aragoneses por (3-0) y Olivares anota 2 goles, que son los únicos que marca en esta temporada. El Zaragoza termina el campeonato en 7º lugar. En la Copa, marca 2 goles y llegan hasta semifinales, siendo eliminados por el Real Madrid.

En total, Manolo Olivares disputó un total de 48 partidos oficiales como jugador blanquillo, en los que anotó 43 goles. Esta es la ficha resumen de sus actuaciones:

En la temporada 1940-1941, con 31 años, cambia de aires y ficha por el Hércules F.C. donde alterna las funciones de jugador y la tarea de entrenador. Como entrenador lo hace en los 22 partidos y como jugador disputa 7 partidos con 3 goles, debutando el día 21 de Octubre de 1940 en Alicante, en el partido Hércules - Valencia (0-2) y como anécdota se puede comentar que lanzó un penalty y se lo paró el portero che. Su primer gol con esta camiseta lo anotó el día 26 de Enero de 1941 en el partido que le enfrentaba, curiosamente, al Real Zaragoza y que terminó con la victoria alicantina por (1-0). Los alicantinos terminan al final de la temporada en 9ª posición.

En temporada 1941-1942, se marcha a tierras andaluzas para entrenar al C.D. Málaga, de la Segunda División, y que este año había cambiado de denominación pasándose a llamar C.D. Malacitano. Dirige al equipo en 18 partidos y el equipo malacitano se clasifica en el 4º puesto en su grupo.

En la siguiente temporada, la 1942-1943, no le van bien las cosas y a mediados de temporada (31-12-1942) es relevado en su cargo de entrenador. El equipo desciende a Tercera división.  Al quedar libre es requerido por el Algeciras C.F. (equipo de la regional andaluza) para ayudar al equipo gaditano a conseguir el ascenso a la renacida 3ª División. Se retiró como futbolista en este equipo en el año 1943.

La temporada 1943-1944 sigue ligado al fútbol ahora ya solo como entrenador y empieza a partir de esta temporada su periplo por varios equipos de la Península. Su primera parada es en el equipo gaditano del Campo de Gibraltar, la Real Balompédica Linense, que se encuentra en Tercera División. Su clasificación al final de temporada es el 9º puesto.

En la temporada 1944-1945 se marcha a tierras castellanas y ficha por el Salamanca, donde tras jugar tres fases de Liga en Tercera División, consigue el ascenso con el conjunto charro a la División de Plata.

En la temporada 1945-1946 una grave crisis económica afecta al Salamanca, por lo que el rendimiento del equipo se ve afectado, se hunde en la tabla, clasificándose en penúltimo lugar y por tanto desciende de nuevo al pozo de la Tercera División.

Es en la temporada 1946-1947 cuando vuelve a entrenar al Zaragoza C.F.  A Manolo se le quería mucho en Zaragoza, hasta el punto de que el público no le atacó en ningún momento, ni cuando le tocó ser cabeza y patrón del equipo, que hizo entrar al Zaragoza, por derecho propio, en la Tercera División de la Liga. Por décimas de gol-average. Y es que la historia del Zaragoza sube y baja entre millones y milésimas. Millones de pesetas y milésimas de gol-average. Por estas milésimas habían ascendido hacía cinco años a Primera División y por ellas entró en la División más inferior de todas las Divisiones de Liga. El Zaragoza se fue a Tercera a pesar de haber pagado billete de primera. Olivares quedó inédito, sin pena ni gloria, en la sombra.... Como no tenía mimbres, no se logró ver si sabía hacer un cesto.  El técnico Manolo Olivares se caracterizó por su permisividad: los futbolistas apenas trabajaban en los entrenamientos; se producían numerosos actos de indisciplina y algunos jugadores como Mariano Navarrete, Azcárate, etc., se encontraron, a lo largo de la temporada, muy bajos de forma física. El propio entrenador, incluso, llegó a salir de copas con sus futbolistas. Todo ello condicionó negativamente el rendimiento de la plantilla. Sin compromiso, disciplina ni profesionalidad, era difícil obtener victorias.

Su trayectoria como Entrenador del Real Zaragoza finalizó el 27 de abril de 1947, tras dos etapas bien distintas: la primera coronada con el éxito del ascenso a Primera División en la temporada 1935/36 y la segunda, mucho más amarga, en la temporada 1946/47, que finalizó con el Zaragoza en el pozo de la Tercera División.  Esta es la ficha resumen de sus números como entrenador del Zaragoza:

Tras abandonar definitivamente el Zaragoza, en la temporada 1947-1948 entrena al equipo castellano del Club Deportivo Fábrica Nacional de Palencia (actual C.F. Palencia). Al final de liga en los 26 partidos el equipo morado se clasifica en 9ª posición.

Nuevo cambio de aires en la temporada 1949-1950, en la que pasa a entrenar al equipo alicantino del Villena. No hace una buena temporada y se clasifica en penúltimo lugar, por lo que tiene que jugar la promoción de permanencia, manteniendo la categoría.

En la temporada 1950-1951 se marcha a tierras manchegas para entrenar al Calvo Sotelo de Puertollano que acaba de conseguir por primera vez en su historia jugar en la Tercera División. El debút del equipo se produce el día 10 de Septiembre de 1950, ante el Manchego de Ciudad Real, perdiendo por (0-1).  Continuó en este mismo equipo en la temporada 1951-1952, consolidando al Calvo Sotelo como uno de los más potentes de su división.

En la temporada 1952-1953 sube un peldaño y ficha, el 3 de julio de 1952, por el Real Betis, de Segunda División.  La temporada es decepcionante, con escaso rendimiento e indisciplina. Cuando se acercaba el final de liga, el equipo bético pierde en su campo contra el colista y el mismo entrenador Olivares llegó a comentar en la prensa que sus jugadores "salieron a pasear y a tomar el sol". Varios de ellos son apartados temporalmente del equipo, acusados de bajo rendimiento. Abandona su cargo el día 13 de Abril de 1953, sin acabar la liga. Como curiosidad se puede apuntar, que siendo entrenador, el Betis consigue la mayor goleada en toda su historia en partido oficial, al vencer al Úbeda de Jaén por un contundente (11-0).

Su ciclo como entrenador finalizó en la temporada 1953-1954, temporada en la que se hizo cargo del equipo alicantino del Orihuela, en Tercera División.

ENTREVISTA A MANOLO OLIVARES EN AS COLOR (OCTUBRE DE 1974)

En el mes de octubre de 1974 (año y medio antes de su muerte) el periodista del Semanario AS Color Manuel Sarmiento Birba, publicaba en su sección "Los semidioses del fútbol español" una bonita entrevista con Manolo Olivares que os transcribo íntegramente:


"El día que se midieron el Real Madrid y el Atlético de Madrid en el estadio Bernabéu, en esta temporada de Liga (6 de octubre de 1974), me encontré con Manolo Olivares. Hacia mucho tiempo que estaba buscándole para que hiciese también sus declaraciones y que pudiese comparecer en esta sección de los semidioses del fútbol español. Lo merece por su dedicación al fútbol y por su calidad contrastada en todos los campos de España.

Manolo y el periodista son viejos amigos. Amistad fomentada en las calles del Madrid viejo, del Madrid húmedo, en el bar del llorado Leonardo Cilaurren. Por eso, cuando le vi, muy delgado, me asusté un poco. Olivares, socarrón, como siempre, me dijo:

  • Hace tiempo que quería verte, "tocayo". Porque yo creo que debo salir en AS COLOR. Y si tardas mucho, me voy a morir antes. Ando "pachucho".

Me explicó lo que tenía, le animé mucho y le prometí que tras mi regreso de Buenos Aires sería el primero en la serie. Cumplo lo prometido con mucha alegría, porque Manolo Olivares ha sido y es un amigo de los de verdad. Excelente persona por todos los conceptos, jugador de fútbol en sus años mozos de calidad indiscutible y un hombre que aun sigue enamorado del fútbol con el mismo ardor y la misma dedicación de sus años mozos, cuando era un prometedor jugador del Avión F.C. de San Sebastián.

Manolo Olivares nació en Son Servera, en Palma de Mallorca. Hijo de un funcionario del Cuerpo de Carabineros, a los cinco años se vio en Fuenterrabía por el traslado de su padre. Es en la playa, en el fútbol de la cantera de la provincia guipuzcoana, donde Olivares se forma como delantero centro de alta calidad y prometedor rendimiento.

Por aquellos tiempos, en Vitoria, era una autoridad en fútbol y forjador de valores que han resultado eternos en su consideración para el fútbol español, un hombre bueno, amable, inteligente y enamorado de este deporte. Esta persona era don Amadeo García Salazar. El fue el que hizo aquel gran Deportivo Alavés y la gran selección española de los años anteriores a nuestra guerra.

Amadeo Salazar buscaba a los futuros ases del fútbol en los campos de los equipos de los pueblos, de las aldeas, en las playas... Era un descubridor de valores que hoy en día no tendría precio.

Olivares fue captado por Amadeo García Salazar cuando era ariete del Avión de San Sebastián, e integró inmediatamente la nómina del Alavés. Corrían el año 1929. Un equipo, el de Mendizorroza, que demostró su calidad y su fuerza proclamándose campeón de España de Segunda División y alcanzando el ascenso a Primera. Olivares era una de sus figuras y dado lo oscuro de su piel, lo moreno que era, en Vitoria le llamaban "El Chipirón". Luego, ya en Madrid, le llamarían "El Negro", que es su sobrenombre más popular dentro de nuestro fútbol.

Rodeado de compañeros excepcionales, como Ciriaco, Quincoces, Albéniz, Urquiri, Lecue, Antero, Fede, Rey, etc.. Olivares hizo una campaña sensacional en el Alavés. Jugó de ariete y de extremo derecho y ello le valdría, al cabo de dos temporadas, ingresar en el Real Madrid, entidad en la cual alcanzaría dos Campeonatos de Liga. En 1934 saltó a la Real Sociedad, donde solo jugaría un año, y desde Atocha irse al Zaragoza, donde contribuyó al ascenso del equipo maño, por primera vez en su historia, a la División de Honor como subcampeón, tras el vencedor, que fue el Celta de Vigo. Luego, el Hércules de Alicante y más tarde, con los años, ejercer las labores de entrenador e incluso de "corredor" de jugadores, ojeador del equipo aragonés, etcétera. Olivares fue una dedicación máxima al fútbol y de forma especial, aparte un ex jugador, un hombre de una afición constante, inteligente, buen catador de muchachos y valores, y es de los que, sin grandes resonancias, hizo una labor por nuestro fútbol que nunca podrá pagarse. Y todo ello porque es la tarea del que trabaja en silencio, sin grandes alardes publicitarios, con humildad, con afecto y comprensión hacia los demás. Olivares es merecedor, como pocos, de alguna de esas medallas al Mérito Deportivo que suelen entregarse, por desgracia, a muchos que, más que trabajo, hacen exposición publicitaria de su tarea, que sin ser de grandes dimensiones lo parece más por la publicidad que se otorga a sus actos. Manolo Olivares vive actualmente en Madrid. Está jubilado en la empresa de seguros donde trabajó casi treinta años y sigue siendo un constante aficionado al fútbol. Acude a los partidos del Bernabéu y se "confiesa" un madridista acérrimo, quizá como recuerdo de los años en que aportó a este club lo mejor de su vida y de sus condiciones balompédicas. Un Olivares que tuvo poca suerte en la selección nacional, ya que la única vez que jugó fue en Praga, lesionado y sin posibilidad de sustitución alguna. Se perdió el encuentro y Olivares conserva de aquel partido su peor y su más triste recuerdo. Por lo que suponía y por lo que representaba.

Manolo Olivares Lapeña, un semidiós del fútbol español, un gran jugador. Un pionero de categoría.

Callado, sumiso, como en sus buenos tiempos de las calles de la Vitoria y Núñez de Arce. Con su don de gentes y su conversar pausado. Manolo Olivares habla conmigo como cuando en casa de Cilaurren -que en paz descanse- formábamos un grupo de aficionados al fútbol, dejando a un lado nuestras condiciones de periodistas, en mi caso, o de ex futbolistas, en los suyos. Manolo Olivares, con mucho menos peso, pero son su personalidad de siempre, se emociona cuando le digo que va a ser personaje para esta sección de AS COLOR. Olivares no vale para fingir, porque en él todo es bondad y afectos hacia los amigos de muchos años. Y uno, modestamente, lo es. Porque la amistad es la que se fomenta en la calle y en la concurrencia de criterios y opiniones respecto de una afición común: el fútbol. Olivares y yo hablamos siempre el mismo lenguaje, y eso conduce a una facilidad de entendimiento. Por eso, ahora que está convaleciente de una enfermedad, yo quiero recordarle y que le recuerden. Porque, además, se lo merece.

  • ¿Cuál es el mejor jugador que has visto en tu vida deportiva?
  • Sin duda alguna, René Petit. Era mi ídolo de chaval, y aunque llegué, con el paso de los años, a enfrentarme a él en los terrenos de juego, pude comprobar pro mí mismo la excelente técnica que poseía, así como también la enorme precisión que imprimía a sus pases. René Petit era capaz de ceder un balón al pie de un delantero a una distancia de sesenta metros. Esos pases que ahora prodiga Netzer los hacía el francés corregidos y aumentados. A mí, particularmente, me asombraba su estilo de juego. Otro fenómeno ha sido Gamborena.
  • Si hoy tuvieses veintidós años, ¿en que puesto podrías seguir jugando?
  • En la delantera, en cualquier sitio. Con preferencia en el eje del ataque o bien de extremo. Cuando Amadeo García Salazar era seleccionador y entrenador del Alavés, me puso de extremo y parece que lo hacía bien, puesto que tardó mucho en devolverme al centro de la delantera.
  • ¿Cuál es el mejor recuerdo deportivo de Olivares?
  • Los dos títulos de Liga que conseguí con el Real Madrid. Fueron dos campañas aquellas extraordinarias. Más que los representantes de un gran club parecíamos una familia. No había rencillas. Éramos muy sinceros, y si veíamos que un domingo no estábamos físicamente bien, cedíamos el puesto a un compañero, eso sí, con la tranquilidad que nos daban luego los entrenamientos de la semana para recuperarlo. También sentí gran alegría cuando colaboré a los ascensos, a Primera, del Alavés, en la temporada 1929-30, y del Zaragoza, en la 1935-36.
  • ¿Y el peor recuerdo?
  • Aunque parezca paradójico fue cuando vestí la camiseta nacional. En Praga salí cojo. Era seleccionador José María Mateos, y yo tenía una rodilla hinchada. Mr. Pentland, que el entrenador, me hizo jugar, puesto que el equipo ya estaba facilitado y no se podía cambiar. Sentí una gran pena al no poder actuar como yo hubiera querido en la mejor ocasión de mi vida futbolística.
  • ¿A qué jugador es tu mismo puesto admiraste más?
  • Por el enorme disparo de que hacía gala, lo bien que iba a la cabeza y la excelente persona que es, a Isidro Lángara. En los campos de fútbol, Lángara era muy noble. Le daban mucha "cera" y ni se inmutaba; lo más que podía decirle a un contrario leñero era esto: "¡Mecachis! ¡Mira que si me vuelves a entrar otra vez así, te voy a dar!". Todo un deportista.
  • Juzga al fútbol español de hoy...
  • No voy a descubrir nada, puesto que lo saben todos los buenos aficionados, que hay demasiado centrocampismo. Sigo asistiendo a los partidos del Bernabéu y me da mucha pena ver a un delantero centro como Santillana, poseedor de un remate de cabeza excepcional, actuar solo y desamparado. Y como Santillana, la mayoría de arietes de hoy en dia.
  • ¿Qué le falta?
  • Más decisión para tirar a gol y mayor potencia. Cuando algún delantero llega a diez metros de la portería demuestra su escasa preparación técnica y física. Tira mal, flojo y se cae. Está completamente desfondado; no sé si es la causa de los nervios, que le agarrotan; la responsabilidad, que le disminuye, o bien una falta de dedicación al deporte que le hace rico.
  • ¿Qué le sobra?
  • Conformismo. Podrían lanzarse más al ataque, pero no quiere nadie exponer. El día del Madrid-Atlético se hizo un fútbol negativo por ambas partes. Me preocupó la actitud de la afición a lo largo del partido. Estuvo indiferente, y eso sí que es peligroso. Con el gol de Aguilar hubo su revuelo en las gradas, pero no llegó a borrar la mala calidad técnica del encuentro. Eso sí, aquí y en todas partes cada uno quiere que gane su equipo aunque no se vea fútbol.
  • ¿Qué sentiste cuando fuiste internacional?
  • Una emoción muy grande por un lado y mucha pena por otro. Ya te lo dije antes, que no salí en un buen momento. He tenido muy mala suerte con la selección, puesto que tuve lesiones graves antes de los encuentros internacionales que iba a jugar.
  • ¿Te retiraste del fútbol activo en el momento justo en que debías hacerlo?
  • Yo creo que sí. Supe que había llegado mi hora, y aunque estuve en el Hércules de jugador, finalmente, en plena temporada, asumí el cargo de entrenador. La guerra, como a todos en mi época, me privó de jugar tres años. Cuando se reanudó el fútbol volví al Zaragoza. Ahora soy seguidor del Real Madrid, al que le deseo muchos triunfos.
  • ¿Qué haces en la actualidad?
  • Acaban de concederme la jubilación. Mi vida ha sido el fútbol y la compañía de seguros, donde trabajé treinta años.

Pese a ser un jugador poco conocido entre la afición zaragocista, sobre todo para la gente más joven, lo cierto es que Olivares se puede considerar uno de los grandes jugadores de la historia del Real Zaragoza, no solo por lo que hizo en este Club, sino por toda su trayectoria en el fútbol español. Sus 43 goles en 48 partidos oficiales le sitúan en el pódium de jugadores de la historia del Real Zaragoza que mejor promedio de goles por partido ostentan, tan solo superado por José Rey Otero (16 goles en 12 partidos) y José María Zorrozúa (16 goles en 17 partidos). Un auténtico killer que falleció el 16 de febrero de 1976 en Madrid, tal y como publicaba el Diario AS en su edición de 18 de febrero de dicho año.  Sirva este reportaje como homenaje al "Negro" Olivares.

Vidal Viñarás - Historia del Real Zaragoza
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